Septiembre es siempre un mes de bienvenidas. Se hacen promesas para ser nuevas personas, con costumbres más sanas y hábitos adultos. Se vuelve al trabajo y nos creemos un poco más serios. El otoño nos sumerge poco a poco en la oscuridad que llevamos dentro, pero nos abriga con mantas y bebidas calientes. El sol se acaba y llega la hora de entrar en las guaridas.

Por eso, como una explosión de año nuevo, este mes es uno de los más importantes en el calendario literario. Los libros vuelven con ganas a las mesas de novedades después de la parálisis estival, cuando los dejamos en la ciudad mientras vivíamos experiencias. Ahora nos gritan, conquistan con su aire de vanguardia y nos susurran nuevas vidas.

En La Grieta somos muy sensibles a los cantos de sirena librescos y nos lanzamos a las cajas de novedades como si ahí descansara nuestro aire. El aroma del papel promete tardes de lluvia y de viajes fantásticos, de nuevas experiencias y de descubrimientos que nos empujan a llenar márgenes con nuestras impresiones llenas de entusiasmo. Por eso os traemos una selección de los libros a los que nos hemos enganchado, como una bomba de oxígeno que nos lleva a los océanos de letras.

 

1. El reino, Emmanuel Carrère, Anagrama

Detalle de la portada de 'El reino'

 

Carrère nos advierte con timidez de que va a hablarnos de algo extremadamente personal y, a la vez, fantasea con que su libro sea un enorme éxito editorial. No es la única vez que luchará con conceptos aparentemente opuestos y es precisamente esta frustración y sentimiento de culpa lo que arrastra al lector por la narración larga y detallada sobre los inicios del Reino de Jesús o el cristianismo.

Y es de la misma forma, en primera persona y en tono confidencial, con la que Carrère nos explica en una larga introducción los motivos que le llevaron a convertirse al cristianismo durante la época de crisis personal en la que publicó Una novela rusa. La oportunidad de abstraerse, de centrar energías e intentar anestesiar al ego le vino gracias al proyecto de un cura y exégeta cristiano. Él era escritor, ¿no? ¿Por qué no estudiar los Evangelios desde un punto de vista literario?

Esta vez su héroe es san Pablo, como en su anterior libro fue Limónov. Atravesamos la historia de su vida analizando lo que de él dijo san Lucas, quien lo acompañó hasta el final de sus días, mucho antes de sentarse a escribir su propia versión del Evangelio. Carrère, nuestro confidente, interrumpe varias veces el relato volviendo a los últimos años, a la época en la que estudia los ocho cuadernos en los que día a día comentaba extensamente lo que se sugerían los versículos del Evangelio de san Juan.

Humildad y ambición literaria. Amor al prójimo y seguridad burguesa. Sensibilidad y pornografía. Libertad elegida y fantasía de libertad. El «moderno» como autodefine Carrére tanto a su interlocutor como a él mismo se debate en esta sociedad democrática y laica entre todo este tipo de contraposiciones. Argumenta a favor de la moral cristiana y reconoce —¿cómo sería posible de otra forma?— que nunca aceptaremos valores absolutos aunque los admiremos. Que todo el mundo podría ser cristiano en los tiempos de Jesús pero que, en algún momento, perdimos toda posibilidad de fe. No nos queda otra opción que buscar valores similares, sin que podamos evitar ser víctimas de propagandas y fanáticos materialistas.

Un libro perfecto para reflexionar, para debatir, para que nuestro único absoluto no sea que no tenemos ni queremos ninguno y, por supuesto, para conocer la fascinante historia de los inicios del cristianismo en el único foco contracultural del Imperio romano, Judea, de la que se pueden sacar conclusiones trasladándola a nuestros días.

Carrère nos cuenta cuando ya nos tiene atrapados que toda fe puede encontrar su motor en un versículo de los Evangelios. El suyo vino a decir que si no eliges tu propia fe esperas a que alguien te arrastre a la suya, que si no eliges tu propia libertad otro te la impondrá y pienso que yo también me pararía en seco con una idea tan clara y urgente.

por Elías P. Seltz

2.El comensal, Gabriela Ybarra, Caballo de Troya

El comensal Gabriela Ybarra

 

Los libros de duelo han sido una constante editorial de éxito en los últimos años: El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, y Niveles de vida, de Julian Barnes, —por ejemplo— son capaces de transformar el dolor en una fuerza vital, un trance hipnótico donde se pierden los asideros vitales.

La primera novela de Gabriela Ybarra se sube a la barca de Caronte con la mochila llena de material investigador, con el rigor y la firmeza de la importancia de buscar las claves, los momentos decisivos de una familia, de plantarse ante el otro y entender lo que sucede ahí dentro.

Dos muertes muy distintas, la de su abuelo asesinado a manos de ETA y la de su madre víctima de un cáncer silencioso, se transforman en materia que analizar, sobre la que verter las propias obsesiones para limpiar lo propio y lo común. La verdad, los legados, lo que se fue y lo que resta se descubren en este ejercicio de valiente sinceridad, con un estilo sencillo —como pide su madre en el último suspiro, capaz de mezclar la frialdad de la visión con el desgarro más profundo.

Un libro que obliga a contener el aire mientras se lee hipnotizado, una investigación sobre los fantasmas que acechan desde el silencio, desde las sombras de un pasado político, familiar y personal. El comensal es un libro sin parangón que está fascinando a críticos y lectores donde, aunque la memoria pueda fermentar en imaginación, su sencilla verdad golpea la comodidad del lector.

 

3. El anzuelo del diablo, Leslie Jamison, Anagrama

El anzuelo del diablo Leslie Jamison

Por qué leemos libros es, muchas veces, un misterio. Nos asomamos a otras vidas, otros mundos, otros dilemas y otros sufrimientos. Se dice que en los libros se aprende a entender a las personas al ponerse en su piel, pero muchas veces pienso que solo conseguimos sentirnos un poco más lejos de todo.

El anzuelo del diablo es una colección de ensayos que Leslie Jamison fue publicando en distintas revistas norteamericanas a lo largo de unos años. Todos ellos son piezas de un puzzle, cada uno con su forma literaria precisa y mágica, que conforman un mapa del dolor humano. Un viaje que comienza con los relatos de Jamison de su época como actriz médica, cuando examinaba a alumnos de medicina sobre sus capacidades empáticas, que cruza bosques oscuros, enfermedades caprichosas, cárceles, selvas nicaragüenses donde la violencia es secreta y que desemboca en la “Gran teoría unificada del dolor femenino”.

Es en este último ensayo donde Jamison consigue hipnotizarnos, abre las cicatrices y consigue, uniendo ejemplos de otras escritoras que se adentraron en su sufrimiento, describir el cómo y el por qué de este tipo de escritura confesional. Jamison no es la primera ni será la última que abra la puerta al sufrimiento femenino, pero sí que ha conseguido defender un tema denostado, limpiar el cliché de la literatura escrita por mujeres para sacar todo su poder redentor.

El anzuelo del diablo —un título poco atractivo en comparación con The Empathy Exams del inglés original— abre sus páginas a los demás, que pone palabras a lo que silencia el sufrimiento, capaz de darnos un lugar en el mundo y que se convierte pronto en uno de esos libros en los que sentirse menos solo.

 

4. Marcel Duchamp. Un juego entre mí y yo, François Olislaeger, Turner

Marcel Duchamp el juego entre el mí y el yo

Admirar a Marcel Duchamp no es algo difícil. Pocos personajes del siglo XX consiguieron llevar una vida tan feliz, perfeccionar tanto el arte de no hacer nada mientras no se abandona el impulso de inventarlo todo de nuevo. Destruyó el arte antes de que llegara Warhol y consiguió ganar esa guerra sin tener que ir a primera fila de batalla, solo con la insolencia feliz de hacer de la propia vida la materia de los museos.

Esta biografía gráfica repasa escenas de la vida de artista en un continuo espacio-tiempo que hubiera encantado a Duchamp: el libro es un acordeón donde el papel no acaba nunca, sino que cada doblez conecta con el siguiente escenario. Una idea capaz de dibujar la vida a su ritmo trepidante, donde una idea conecta con otra y una partida de ajedrez con el siguiente ready-made.

De Duchamp todos deberíamos aprender a crear felizmente, a transformar lo que nos rodea en objetos extraños, en regalos únicos y llenos de aire para nuestros amigos. Un libro perfecto para conocer a uno de los personajes más inigualables del siglo XX y que es la introducción perfecta para asomarse a sus conversaciones con Pierre Cabanne, uno de los mejores libros sobre el creador contemporáneo que se han escrito en mucho tiempo.