A finales de este año, París acogerá a representantes de todo el mundo con motivo de la 21.ª conferencia sobre el clima (también conocida como COP21 o París 2015). El objetivo de esta reunión es acelerar un nuevo acuerdo climático global que permita alcanzar el objetivo de mantener el calentamiento global por debajo de los 2º C y reducir los impactos dañinos del cambio climático. El informe New Climate Economy (publicado por la Comisión Mundial sobre la Economía y el Clima) proporciona una serie de recomendaciones climáticas a nivel mundial que, en su conjunto, podrían reducir las emisiones entre el 59 % y el 96 % para el año 2030. Co-presidido por el economista Sir Nicholas Stern, el informe concluye que reducir las emisiones de gas no tiene que producirse a expensas del crecimiento económico. También realiza un llamamiento para que exista una mayor cooperación entre gobiernos, empresas, inversores, ciudades y comunidades a través de asociaciones que puedan tomar acciones concretas.
Las diez recomendaciones abarcan una variedad de áreas con un enfoque en las ciudades, el uso del suelo y la energía:
1. Acelerar el desarrollo bajo en carbono en las ciudades del mundo. El informe recomienda dar prioridad a las políticas y las inversiones en el transporte de baja emisión, incrementando la eficiencia, las energías renovables y la gestión eficiente de los residuos. Líderes urbanos de 80 ciudades de todo el mundo se han comprometido a supervisar y reducir las emisiones de gas de sus ciudades bajo un marco de responsabilidad común denominado Pacto de Alcaldes (“Compact of Mayors” en inglés), que se formó en la Cumbre del Clima de la ONU en 2014. Un ejemplo que demuestra que el desarrollo bajo en carbono puede ocurrir incluso en las zonas urbanas de crecimiento rápido son el NRDC y el BEEC (Consejo para la Defensa de Recursos Naturales y el Centro de Protección del Medio Ambiente y Energía de Beijing, respectivamente) que han sido socios en la gestión de la demanda energética en China durante muchos años.
La reducción de las emisiones de gas no tiene que producirse a expensas del crecimiento económico
2. Restaurar y proteger los paisajes agrícolas y forestales y aumentar la productividad agrícola. Más de 175 gobiernos, empresas, instituciones de la sociedad civil y grupos de pueblos indígenas apoyaron la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, que fue promulgada en la Cumbre del Clima de la ONU en septiembre de 2014. Los asistentes se comprometieron a reducir la pérdida de bosques naturales a nivel mundial en un 50 % para el año 2020 y restaurar más de 350 millones de hectáreas antes del 2030.
3. Invertir al menos un billón de dólares al año en energía limpia. Los bancos multilaterales de desarrollo, compuestos por el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo, han proporcionado 24.000millones de dólares para inversiones relacionadas con el clima en 2013. En total, desde 2011, han invertido 75.000 millones de dólares. Como el informe elaborado por REN21 sobre la situación mundial de las energías renovables indicó, el costo de las energías renovables está cayendo rápidamente y las inversiones de los países desarrollados y en vías de desarrollo han aumentado. Por ejemplo, hoy los módulos fotovoltaicos (o paneles solares) son un 80 % más baratos que los de 2008.
Hoy los paneles solares son un 80 % más baratos que los de 2008
4. Elevar los estándares de eficiencia energética para ser la mejor opción global. Los países ya están en camino hacia la mejora de los estándares de eficiencia energética a través de las plataformas de colaboración internacional. De hecho, más de 60 países se han comprometido a reducir la iluminación ineficiente para el año 2016 a través de la iniciativa en.lighten liderada por el Programa Ambiental de las Naciones Unidas y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
5. Implementar un sistema de precio del carbono eficaz. En todo el mundo han empezado a despegar instrumentos eficaces para fijar los precios del carbono. Cerca de 40 jurisdicciones nacionales y más de 20 subnacionales han adoptado o tienen previsto aplicar un precio al carbono, el cual cubre aproximadamente el 12 % de las emisiones globales anuales. China, por ejemplo, ha lanzado 7 regímenes piloto de comercio de derechos de emisiones a nivel regional, Francia, México y Chile están trabajando en un impuesto sobre el carbono y Corea del Sur acaba de lanzar uno de los regímenes de comercio de derechos de emisiones más grande del mundo.
6. Garantizar que la nueva infraestructura es climáticamente inteligente. La red bancaria internacional ya ha hecho progresos en esta área. Por ejemplo, los bancos multilaterales de desarrollo han trabajado durante años en la recaudación de dinero con el fin de invertir en infraestructura climáticamente inteligente.
7. Estimular innovación baja en carbono. Poco a poco, empiezan a aparecer colaboraciones importantes en todo el mundo. En noviembre de 2014, el Centro de EE. UU.-China en Investigación de Energía Limpia (US-China Clean Energy Research Center) se amplió para cubrir una investigación conjunta sobre vehículos limpios, la construcción de la eficiencia energética y el carbón limpio, además de varios proyectos ya existentes.
8. Promover crecimiento bajo en carbono a través de la acción empresarial e inversores. Las empresas de todo el mundo empiezan a integrar en sus estrategias de negocio y de inversión su consideración climática. Hoy, 53 de las empresas de Fortune 100 informaron que habían ahorrado 1.100 millones de dólares en 2013 gracias a la eficiencia energética, las energías renovables y la reducción de emisiones.
Las negociaciones sobre el cambio climático de París no son el final de la acción por el clima sino más bien un hito importante en el camino hacia una nueva economía de carbono neutral
9. Incrementar la ambición de reducir la aviación internacional y marítima. La aviación y el transporte marítimo mundial producen alrededor del 5 % de las emisiones globales de CO2, y para el 2050 se espera que aumenten entre el 10-32 %. La Organización Marítima Internacional (OMI) ha propuesto dos nuevas normas que se espera ahorren, en promedio, 200.000 millones de dólares en costos anuales de combustible antes del 2030. La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) podría adoptar una medida basada en el mercado (un régimen de comercio o un esquema de compensación) que reduciría las emisiones y potencialmente generaría financiación para la acción climática u otros fines.
10. Reducir el uso de hidrofluorocarbonos (HFC) .Más de 100 países han apoyado la regulación de los gases HFC bajo el marco del Protocolo de Montreal. Esto puede ayudar a controlar la producción y el consumo de HFC con mayor eficacia y lograr la reducción de emisiones de 1,1 a 1,7 giga-toneladas de dióxido de carbono equivalente antes del año 2030. El trabajo de NRDC (The Natural Resources Defense Council ) en la India ha promovido políticas inteligentes sobre los HFC, y la participación del gobierno de la India en el Protocolo de Montreal señala un cambio de políticas en los países en desarrollo que se encuentran con el gran desafío climático a la luz de la alta demanda de productos tales como aparatos de aire acondicionado y refrigeradores proveniente de una clase media que sigue en aumento.
En conjunto, estas políticas pueden ayudar a que nuestras economías se desplacen hacia un equilibrio con mayor crecimiento económico y un clima más seguro, apoyando además las acciones ya prometidas por los gobiernos nacionales. Las negociaciones sobre el cambio climático de París no son el final de la acción por el clima sino más bien un hito importante en el camino hacia una nueva economía de carbono neutral. Esta transformación requiere mucho más que un acuerdo internacional y objetivos nacionales ya que será necesario ampliar las acciones de los gobiernos a todos los niveles, así como la de las empresas, los inversores y las comunidades.