Imagínate a Leonard Cohen en mujer. Ahora imagínate que esa mujer es tu madre, pero que no lo sabes. Que ella tiene una vida secreta, en la que compone melodías, escribe letras, toca la guitarra, mientras canta con una voz increíble y misteriosa, pero que tú jamás lo has visto. Para ti solamente es un ama de casa, dedicada a su familia, a su marido y a sus hijos, tranquila y calmada, y jamás te imaginarías que en su mente hay música constantemente, que hay versos que salen de su cabeza y jamás llegan a escribirse, perdiéndose en el aire, entre su inspiración y el papel. Pues bien, eso fue lo que le ocurrió a Robby Baier, cuando encontró una cinta de música grabada por su madre en la década de los setenta, que había estado escondida hasta ese momento.

Sibylle Baier es como un fantasma al que sólo podemos reconocer por su voz grave y sus acordes en una vieja guitarra

Muy poco se sabe de Sibylle Baier. Hay poca información online y ningún libro publicado sobre ella, y además se ha preocupado mucho de no dejar casi rastro con entrevistas o conciertos. Concedió una única entrevista a una revista (que tan solo publicó 130 copias en papel) en el año 2009, y es ahí donde hemos podido saber un poco más sobre su vida, pero, en el fondo, es como un fantasma al que sólo podemos reconocer por su voz grave y sus acordes en una vieja guitarra.

En 1970 grabó unas cintas cassette. Dio unas pocas copias a sus amigos y familiares más próximos (…). Jamás dijo nada a nadie y, durante 35 años, las cintas quedaron en el olvido

Sibylle creció en Stuttgart, Alemania, rodeada de jóvenes bohemios interesados en arte, cine, música y política. Se movía con artistas, entre otros, el director de cine Wim Wenders. De hecho, hizo sus pinitos de actriz en una película suya. No se sabe muy bien por qué, pero en su adolescencia, con tan solo 16 años, cayó en una fuerte depresión y estuvo meses sin salir de la cama. Claudine, una amiga suya de la época, la arrastró en un road trip hacia Estrasburgo para despejarla e intentar que se recuperara, un viaje en el que acabaron llegando, por los Alpes, hasta Génova. De nuevo, poco se sabe sobre lo que ocurrió en ese viaje pero, a su vuelta, nuestra joven alemana, en un espacio de tres años (hablamos de 1970), y con la ayuda tan solo de una máquina de grabación reel-to-reel y una guitarra acústica, compuso 14 increíbles canciones y las grabó en unas cintas cassette. Dio unas pocas copias a sus amigos y familiares más próximos, y escondió el resto con ella. Jamás dijo nada a nadie y, durante 35 años, las cintas quedaron en el olvido.

A la izquierda, Sibylle con su hijo Robby. A la derecha Sibylle en un verano del 69.

A la izquierda, Sibylle con su hijo Robby. A la derecha Sibylle en un verano del 69.

En este tiempo, se casó y formó una familia. Emigró con ellos a Massachussets, Estados Unidos, y se dedicó única y exclusivamente a ser mujer, madre, y ama de casa, dejando de lado cualquier movimiento artístico. En 2005, 35 años después de que Sibylle grabara aquellas canciones en su pequeño cuarto de estudiante, su hijo Robby encontró las cintas. Da la casualidad de que Robby se había convertido en músico y productor discográfico, así que no dudó ni un segundo en juntar todas las canciones, ponerlas en un CD, Colour Green, y distribuirlo entre sus amigos y contactos. Este CD llegó a las manos de  Orange Twin, un importante sello discográfico y agente de Neutral Milk Hotel, entre otros. Orange Twin publicó Colour Green un 7 de febrero de 2006 y, de forma totalmente inesperada, el álbum se convirtió en todo un éxito.

Sibylle Baier es una mezcla perfecta entre las melodías acústicas de Leonard Cohen y la nostalgia y melancolía de Joni Mitchell

Hoy, Sibylle tiene casi 30.000 oyentes al mes en Spotify y su hijo ha creado una página web en la que se comunica con sus fans de todo el mundo. En Discogs, el mercado online de vinilos y CDs, su vinilo (de la edición original de 2006) ha llegado a venderse a $113 la copia, y Sibylle ya se ha convertido en una artista de culto en el mundo de la música de autor.

Sibylle Baier es una mezcla perfecta entre las melodías acústicas de Leonard Cohen y la nostalgia y melancolía de Joni Mitchell. El álbum Color Green abre con “Tonight”, una canción que cuenta como una chica llega a casa del trabajo y le cuenta a su marido como ha ido su día, mientras este se hace una tostada con mantequilla. Tal cual. Aunque sea un momento de lo más banal, consigue que se convierta en una increíble canción de amor.Remember the day” es la primera canción que escribió al volver de su viaje de adolescente y la más representativa de la salida de su depresión, en la que en los primeros versos cuenta cómo va a comprar pan en un frío mes de febrero, debatiendo sobre la vida y la muerte, y cómo, sin casi darse cuenta, se encuentra en un coche conduciendo hacia Génova, donde ve el mar y piensa que todo va a ir bien. “Forget about” es mi favorita del álbum, donde la cantante llega a sus tonos vocales más agudos, que ponen la piel de gallina. No todas las canciones son alegres, en “The End”, la canción que más me recuerda a Cohen, una joven Sibylle se despide de un antiguo amor, con la misma elegancia que envuelve todo el álbum “I feel cold / why can’t I hold you in my arms / told you that life is short but love is old / it’s the end, friend of mine / it’s the end, sweet friend”. Callado está dicho, es increíble que una joven de apenas 20 años escribiera con tanto realismo de una vida que ella apenas acababa de comenzar, pero que al mismo tiempo ya había sufrido a través de una fuerte depresión.

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Según cuenta su hijo en la web, ella se siente muy halagada, pero prefiere escucharlo a través de su familia y amigos, y no relacionarse con la prensa

En la página oficial, su hijo escribió en el 2013 que para el 2014 se publicaría otro álbum, pero éste nunca ha salido publicado. La pura verdad es que no sabemos cuánto de feliz le ha hecho a Sibylle este éxito tan repentino. Intentando buscar entrevistas con ella, solo hemos encontrado un comunicado de su hijo en 2008 en la página web, que dice que su madre nunca verá esta página ya que se siente “abrumada y perpleja con toda la atención que ha atraído su álbum”. Su padre sí que le cuenta los artículos que se van publicando sobre ella de fans de todo el mundo, y también con qué rapidez se han vendido sus vinilos. Y aunque, según cuenta su hijo en la web, ella se siente muy halagada, prefiere escucharlo a través de su familia y amigos, y no relacionarse con la prensa. Es obvio que la publicación de Colour Green  contó con su visto bueno ya que fue su hijo quien inició todo el proceso, pero quizás ella se arrepiente de algo. Después de todo, ella pudo ir más allá en su juventud para intentar mover su carrera, dar más cintas a más personas o grabar más canciones, pero decidió no hacerlo. En 35 años, que nosotros sepamos, sólo ha publicado una nueva canción, en 2009, que sirvió de banda sonora a la película de su amigo Wim Winders, Palermo Shooting. Probablemente, un favor entre amigos…

Sibylle Baier

Sibylle Baier

Llegados a este punto, puede que esta historia te haya recordado a Searching for Sugar Man, el documental sobre la vida de Rodríguez, el cantante de rock que se convirtió en toda una leyenda cuando el mundo entero pensaba que había muerto. Quizás le haya recordado también a Vivian Maier, esa fotógrafa/nanny de la que el mundo no para de hablar estos días. O posiblemente  a Connie Converse, la cantante americana que desapareció para siempre cuando tenía 30 años y, 50 años después, su música fue rescatada en un programa de radio.

El hecho cierto es que existen varias historias de talentos perdidos y rescatados del olvido, pero la historia de Sibylle tiene, para mí, especial encanto. Vivian y Connie no pudieron hacer nada cuando les llegó el éxito, y Rodríguez lo aprovechó para retomar su carrera musical. Pero Sibylle ha rechazado la popularidad, el dinero, y todo lo que conlleva ser una persona afamada, para seguir llevando una vida normal en su casa con su familia y amigos. Quien sabe si escribiendo y componiendo maravillosas canciones, lecciones de vida como lo son cada una de las letras que ha escrito, para dejárnoslas algún día en un lugar escondidas.

Escucha este disco si estás contento, deprimido, si estás enamorado o si te acaban de romper el corazón. Sibylle tiene una canción para cada momento de la vida en este Colour Green, que, me gusta pensar, hace un guiño al color de la esperanza, que fue lo que, al fin y al cabo, le hizo salir de esa cama, y recuperar la fuerza para hacernos este regalo.

Portada del disco Colour Green.

Portada del disco Colour Green.