En un rincón del sudoeste de la península de los Balcanes, en la esquina que forman Albania, Grecia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia (en adelante ARYM)[1], se encuentra el lago Ohrid, a orillas del pueblo al que da nombre. Este lago, frontera natural entre la ARYM y Albania, está cargado de una belleza y un misticismo en su atmósfera que no es indiferente ni a locales ni a viajeros. Oriundo de este pueblo era san Clemente de Ohrid, el clérigo ortodoxo del Primer Imperio Búlgaro quien, a partir de la adaptación que los santos Cirilo y Metodio hicieron a los fonemas eslavos del alfabeto griego, inventó el alfabeto cirílico en el siglo X. Y es que, pese a que la opinión generalizada asocia el alfabeto cirílico con la cultura rusa, fue en este rincón de los Balcanes donde fue creado. Así pues, este pequeño enclave, hoy patrimonio de la UNESCO, con la fortaleza del zar Samuil, la iglesia de san Juan Caneo y otras joyas arquitectónicas, puede ser bien considerado como la cuna de la cultura eslava.
La ARYM, o simplemente Macedonia, fue durante la Edad Media siempre parte de los sucesivos imperios búlgaros, llegando a ser incluso su referente religioso, político y cultural. Al igual que el resto de los Balcanes, posteriormente formó parte del Imperio Otomano hasta finales del siglo XIX, tras el cual fue disputada por Serbia y Bulgaria, quedando finalmente incorporada como una de las repúblicas socialistas yugoslavas después de la Segunda Guerra Mundial. Y fue el dictador yugoslavo, Josip Broz Tito, el primero que reconoció la identidad nacional macedonia diferente de la búlgara, hecho por el que aún hoy en día se le recuerda en el país con especial cariño y agradecimiento en calles, comercios y monumentos. Macedonia declaró en 1991 su independencia de Yugoslavia, y a partir de ahí el conflicto con Grecia en cuanto al nombre del país ha sido una constante. Los sucesivos gobiernos griegos siempre han mantenido que el término Macedonia es puramente helénico y que, además, se corresponde en realidad con una región europea que ocupa territorio tanto de la propia ARYM como de Grecia y Bulgaria.
Por otro lado, y aunque la posición oficial de Bulgaria es la de aceptación como nación independiente con el nombre de República de Macedonia, existe entre los búlgaros el convencimiento más o menos generalizado de que de hecho se trata de una región búlgara artificiosamente separada, reciclada y reinventada por los serbios. En particular, se refieren a la lengua macedonia, que ellos no reconocen como tal pues afirman que en realidad se trata de un dialecto búlgaro rehecho a principios del siglo XX bajo el auspicio de los gobiernos macedonio y serbio, adoptando numerosos elementos de la lengua serbo-croata con el único fin de crear una identidad nacional diferenciada de la búlgara. Precisamente en algunas regiones de Bulgaria cercanas a la frontera con Macedonia se hablan dialectos de gran similitud con la considerada como lengua macedonia. Al mismo tiempo, en Bulgaria las referencias a Macedonia en la historiografía y el folclore nacionales son constantes.
Si bien es cierto que la cuestión de la lengua admite polémica y discusión, no se puede negar que el estado macedonio hace ímprobos esfuerzos por demostrar al mundo entero y a sus propios ciudadanos la verdadera existencia de una identidad nacional macedonia diferente a cualquier otra. Así, el país está repleto de extravagancias nacionalistas que evocan una cultura milenaria y directamente entroncada con el antiguo Imperio macedonio de Alejandro Magno, figura histórica omnipresente en el país: la autopista y el aeropuerto principales y la exagerada estatua ecuestre en el centro de Skopje son buenos ejemplos. Precisamente esta ciudad, la capital, es el paradigma de la reconstrucción, y en todas partes se encuentran edificios nuevos de inspiración neoclásica. Representativo de su identidad nacional moderna también es el mensaje de texto que los teléfonos extranjeros reciben al entrar en la ARYM: «Welcome to Macedonia, the cradle of civilization» («Bienvenido a Macedonia, la cuna de la civilización»). Y así con todo.El estado macedonio hace ímprobos esfuerzos por demostrar la verdadera existencia de una identidad nacional macedonia diferente a cualquier otra
Pese al esfuerzo de las autoridades macedonias por diferenciarse, o quizá más bien matizarse, de otras culturas eslavas y declararse herederas directas de la civilización creada por Alejandro Magno, el país presenta un particular hecho social, pues de sus dos millones de habitantes, un millón y medio son cristianos ortodoxos y quinientos mil son musulmanes de etnia y lengua albanesa. Este segmento tan significativo de la población se concentra fundamentalmente en el oeste del país, en la frontera con Albania, y en estas regiones se prodigan velos y mezquitas. Además, en Skopje la población albanesa vive en el norte de la ciudad y es únicamente en esos barrios donde no se está reconstruyendo todo, siendo paradójicamente esa parte la más genuina y auténtica, con sus minaretes, bazares y arquitectura de estilo otomano.
Esta dualidad social, tan presente en todos los países de los Balcanes, ha traído conflictos en los últimos años, siendo el más reseñable el acaecido en 2001, cuando fuerzas de insurgencia albanesa se rebelaron contra las autoridades macedonias, causando decenas de muertes aquel año. Por si esto fuera poco, en Albania es fácil encontrar por las calles evocaciones y mapas de una Gran Albania, que incluye tanto Kosovo como la parte occidental de la ARYM. Llama la atención del viajero, además, la gran ostentación de banderas albanesas en los balcones y carreteras de la parte oeste de Macedonia. Irónicamente, Teresa de Calcuta, una macedonia católica de etnia albanesa, es otro de los referentes culturales y sociales de los que el Gobierno hace especial propaganda.La ARYM es desde 2005 una de las candidatas oficiales para entrar en la Unión Europea. No obstante, no lo hará hasta que resuelva su conflicto con Grecia en cuanto al nombre. De los estados comunitarios, unos pocos apoyan al Estado heleno, entre ellos España y Portugal, siendo la mayoría de los otros neutrales o favorables al reconocimiento de República de Macedonia como nombre oficial del país. El conflicto ha llegado incluso a tratar de mediarse en la ONU y la OTAN, proponiéndose multitud de nombres alternativos, desde República de Macedonia-Skopje hasta Nueva Macedonia, sin ningún éxito.
Mientras estaba en la oposición, el partido Syriza nunca se pronunció con especial contundencia acerca de la cuestión del nombre de Macedonia, si bien es cierto que en alocuciones de algunos de sus miembros las posturas eran más laxas que las oficiales. Una vez en el poder, podría esperarse que al menos se retomaran las negociaciones entre ambos países. No obstante, es muy probable que la alianza de Syriza en el Gobierno con Griegos Independientes haga imposible que haya grandes cambios en la postura helena. Si esta derecha nacionalista dejó siempre muy claro que dijese lo que dijese Tspiras, la defensa férrea por parte de Grecia de sus islas frente a las costas de Turquía permanecería inalterable, es poco probable que quieran ceder en esta otra cuestión identitaria.
Así y con todo, parece razonable que en los próximos años Grecia termine aceptando el nombre de República de Macedonia. De este modo, el país, en el que se dan signos de una cierta prosperidad y existe un verdadero esfuerzo por adaptarse a las exigencias comunitarias, podría terminar entrando en la Unión Europea.
Cuestiones políticas aparte, lo cierto es que el país es, obviando Skopje, un verdadero espectáculo de belleza en sus pueblos, montañas y naturaleza en general, un tesoro cultural europeo incalculable y probablemente uno de los mejores sitios para comer en los Balcanes.
[1] ^ Antigua República Yugoslava de Macedonia, o FYROM, por sus siglas en inglés, es el nombre oficial para el Estado español del país por estar España alineada con Grecia en la pugna que mantienen ambas naciones balcánicas en torno al nombre de la antigua república yugoslava.