Ángel Ubide, licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Zaragoza y doctor por el Instituto Universitario Europeo de Florencia, es investigador del Peterson Institute for International Economics de Washington D.C. Experto en temas de banca central, asuntos europeos, finanzas, política macroeconómica y monetaria, escribe regularmente como columnista económico de El País y forma parte del equipo de expertos anunciado recientemente por el PSOE.
Hoy, nos sentamos con él y hablamos de los distintos programas económicos presentados por Ciudadanos, Podemos, PP y PSOE.
Si sumamos el número de palabras de los cuatro programas electorales llegamos a la pequeña cifra de 74.400. El PSOE y Ciudadanos componen alrededor del 30 % cada uno, y el PP y Podemos el 20 %. ¿Se olvidaron de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”?
Yo creo que sí. Podrían haber sido mucho más concisos y haberse centrado en las propuestas importantes. Desde un punto de vista de mensaje, todos hubieran sido más efectivos y eficaces si hubiesen sido más concisos y más claros, con cuatro o cinco ideas fuerza que te digan cuál es la diferencia entre lo que tenemos ahora y lo que sucederá si llegan al Gobierno.
La diferencia está en que un partido nuevo no tiene que convencerte de que puede gobernar, sino que tiene que darte ideas de lo que puede hacer. Partidos como el PSOE piensan que este es su programa de Gobierno y que, como ya han gobernado, es mejor comunicar con detalle lo que van a hacer en los distintos ámbitos de la economía y la política. Es una demostración de profesionalidad y experiencia.
Las tres palabras más utilizadas en el programa del PSOE son empresas, programa y España, las del PP son empleo, política y cambio, las de Ciudadanos España, empresas y propuestas, y las de Podemos, social, programa y nuestro. ¿Cómo interpreta estas diferencias?
Quitando programa o propuestas —porque es básicamente de lo que estamos hablando—, me parece una distinción interesante.
Sobre el PSOE: empresas me parece lógico porque el objetivo fundamental es crecer a base de aumentar el tamaño de las empresas y la inversión. Para ello, necesitas que las empresas crezcan y que sean productivas. Por otro lado, el tema España lo puedes interpretar como reacción al tema catalán y su mensaje de querer unificar España.
Las del PP: empleo tiene sentido porque una de las bases de su programa es decir que han creado empleo (aunque podemos estar o no de acuerdo en si eso ha sido un éxito suyo o ha sido el resultado sobre todo de factores externos). El hecho de que el partido de Gobierno utilice la palabra cambio me parece curioso. Imagino que puede ser como reacción a todas las amenazas de cambio que vienen de los otros lados. Es interesante porque empleo es una palabra positiva mientras que cambio la puedes interpretar en negativo con respecto a su propia gestión.
Ciudadanos: España y empresa es lo mismo que el PSOE, lo cual es interesante porque demuestra que la diferencia desde un punto de vista económico de los programas del PSOE y Ciudadanos no es tan grande. Es decir, el énfasis en la productividad es el mismo; donde está la diferencia es en lo que haces con ese crecimiento que vas a generar.
Por último, tampoco me sorprende que Podemos use más la palabra social, en vista de la carga ideológica de su programa. Lo de nuestro es curioso.
Vayamos a propuestas concretas. Ciudadanos y el contrato único. Suena bien sobre el papel, ¿qué hay de la práctica?
El contrato único funciona en la teoría pero no tenemos ni idea de si funciona en la práctica. Una ventaja política para algunos es que eliminas el concepto de temporalidad, ya que todo el mundo pasa a ser permanente y temporal a la vez. Ni una cosa ni otra.
El contrato único podría ser una buena idea en situaciones de expansión de demanda, ya que te generará mayor creación de empleo estable. Sin embargo, en una situación de escasez de demanda y en donde el coste de despido es inicialmente mínimo (ya que aumenta con la duración del empleo), el trabajador estará completamente desprotegido.
Yo creo que el contrato único es una de las cosas que los economistas pensamos que en un estado de equilibrio económico sería una buena opción. Pero una de las razones fundamentales por la cual no se ha puesto en práctica en casi ningún país del mundo es porque introduce una incertidumbre muy complicada. Por ejemplo, el sistema de flexiseguridad de los daneses es uno en el que el coste del despido es muy bajo pero el apoyo al desempleado es muy alto. Es decir, la idea es apoyar al trabajador y no el empleo, de tal manera que si hay una reducción de empleo, el trabajador sufre menos porque está más protegido.
El contrato único funciona en teoría y no tenemos ni idea de si funciona en la práctica
Pero eso se puede hacer si eres Dinamarca…
Sí, eso es muy caro. Se puede hacer si tienes una situación de riqueza, alto presupuesto, superávit fiscal… Entonces sí es una buena idea, porque los programas de apoyo al desempleado están bien diseñados ya que tienen un sistema de incentivos para forzar a la gente a que se eduque y a que acepte ofertas de empleo.
Y si a esto le sumamos la temporalidad de muchos de nuestros trabajos en España, ¿no cree que se complicaría un poco la historia?
Habría que ver cómo se podría aplicar en el caso español y cómo funcionaría un contrato único para todo el sector de la hostelería y el turismo —y eso es lo que yo creo que todavía no está bien estudiado—.
Lo que es realmente importante es luchar contra el fraude de la temporalidad (y no solo el del sector privado, sino también el del sector público). Porque todos conocemos a alguien que está trabajando en algún ministerio o alguna delegación del Gobierno y que no hace más que enlazar trabajos temporales… y si la Administración lo hace, tú no le puedes pedir al sector privado que no lo haga.
Lo que es realmente importante es luchar contra el fraude de la temporalidad, tanto en el sector privado como en el sector público
El PSOE y el Impuesto de Patrimonio, ¿en qué consiste y qué pretende evitar?
Yo creo que más que lo que pretende evitar es lo que quiere conseguir, que no es más que un mejor equilibrio entre la imposición sobre el ingreso de rentas del trabajo y la riqueza. Hoy en día tenemos un sistema impositivo que está muy desequilibrado en el sentido de que la imposición sobre las rentas del trabajo es mucho mayor que sobre la riqueza. Y en una situación de aumento de la desigualdad porque por un lado los salarios han aumentado menos de lo que debería haber sucedido en una recuperación y, por otro, los activos han aumentado mucho más de lo que es normal en una recuperación (en parte, si quieres por las medidas de política monetaria que se han puesto en práctica), llegamos a un momento en el cual hay que plantearse si hay que reequilibrar las composición de los ingresos del Estado. Ese es el origen de recuperar el impuesto sobre el patrimonio.
Ahora, es cierto que algunos economistas suelen criticarlo como un impuesto ineficiente ya que gravas dos veces la misma renta (cuando cobras tu salario y luego otra vez cuando lo inviertes). Tiene que llegar a haber una cuestión de equidad y de equilibrio.
¿En qué se diferencia el Ingreso Mínimo Vital propuesto por Pedro Sánchez, el Complemento Salarial de Ciudadanos o el Programa de Renta Garantizada de Podemos?
Esto es para nota… A ver… El ingreso mínimo vital garantiza un ingreso mínimo a todas las personas —aunque no tengan trabajo— y pretende apoyar a los que se han descolgado del mercado laboral, es decir, a los parados de larga duración que se han quedado sin prestaciones. Básicamente, es una forma de atacar la pobreza extrema y evitar que la gente se quede en la calle. Hay que resaltar que el PSOE complementa el ingreso mínimo vital con una mejora de la coordinación de las políticas activas y pasivas de empleo para dar lugar a una mejora de los incentivos para buscar trabajo. La renta mínima que propone Podemos me imagino que es muy similar a la del PSOE.
Por otro lado, el complemento salarial es, como su nombre indica, un complemento para los trabajadores y así evitar que si te ofrecen un trabajo a un sueldo bajo lo rechaces porque pasarías de cobrar el desempleo a cobrar un salario que, una vez que pagas la Seguridad Social y demás, acabaría siendo menor. Es decir, busca complementar tu sueldo de tal forma que te compense aceptar ese empleo. La ventaja teórica es que aumenta los incentivos a que la gente acepte un empleo y salga del desempleo. Sin embargo, no hace nada por los que están descolgados del mercado de trabajo.
La reforma laboral del PP y la derogación–no derogación del PSOE. ¿Qué implicará y por qué el cambio de mensaje?
Ay, ay, ay…
Si no quiere contestar pasamos palabra…
No, no. Lo que propone el PSOE es un nuevo estatuto de los trabajadores que restablezca la negociación colectiva. En los últimos años en todo el mundo —y no solo en España— ha habido una pérdida importante de la capacidad negociadora de los trabajadores. Incluso aquí en EE.UU. se está empezando a discutir que se ha ido demasiado lejos en lo que sería la flexibilización del mercado laboral y que una de las razones por las cuales los salarios no han aumentado en los últimos 10 o 15 años ha sido por la pérdida de poder de negociación de los trabajadores, además de la tecnología, la globalización, etc.
Por ello, yo creo que una forma más inteligente de hablar de este tema no es hablar de liberalizar el mercado laboral sino de hacerlo más eficiente: que haya mejor matching de las personas, que la gente cobre lo que produce y que, al final, se cree más y mejor empleo.
Una de las razones por las que los salarios no han aumentado ha sido por la pérdida de poder de negociación de los trabajadores
El modelo de crecimiento de Ciudadanos frente al del PSOE. ¿Son conceptualmente distintos?
No, el modelo de crecimiento es el mismo y se basa en aumentar la productividad. De hecho, los dos hablan de aumentar el tamaño de la empresa, inversión en I+D… La gran diferencia está en cómo distribuyes los frutos de ese crecimiento.
Por un lado, el modelo de Ciudadanos es más liberal en el sentido europeo, es decir, buscan rebajar impuestos y esperan que el mercado y el sector privado se ocupen de distribuir. Sin embargo, es curioso que una de las rebajas de impuestos que propone Ciudadanos la quiera pagar con reformas que sabe que no va a tener una mayoría para conseguir (como, por ejemplo, la reforma del Senado). Y claro, es muy bonito prometer algo y decir lo pagaré omitiendo este pequeño detalle, y cuando luego no haya dinero para financiar la rebaja de impuestos, recortarán el gasto.
El PSOE hace más énfasis en la acción del gobierno directa a través del gasto para reducir la desigualdad e intervenir sobre todo en temas de pobreza y en aquellos que se han quedado fuera del sistema. Por ello, no propone ninguna rebaja de impuestos, sino que plantea un aumento del salario mínimo y la renta mínima vital.
Yo creo que tal y como está la economía hoy en día, tiene más sentido usar el presupuesto a través del gasto que dejar que el mercado se encargue de distribuir. Es más justo y eficiente.
Es muy bonito prometer algo omitiendo el pequeño detalle de que, en realidad, no lo vas a poder pagar
Podemos y Ciudadanos están creciendo con fuerza. ¿Cree que a la hora de la verdad, la gente preferirá “lo malo conocido que lo bueno por conocer»?
Esa es difícil… Para contestar a esa pregunta me gustaría saber qué valor predictivo tienen las encuestas. Aquí en EE.UU., por ejemplo, sabemos que las encuestas hasta el último mes tienen muy poco valor predictivo. Además, algo que sí sabemos es que todas las encuestas (incluso el barómetro del CIS) todavía dan un porcentaje de indecisos muy alto.
Entre el porcentaje de indecisos, el margen de error de las encuestas y en un caso como España en el que no tienes un buen precedente de multipartidismo, la verdad que es un tema muy complicado. Yo creo que va a haber mucha gente que decidirá en el último momento. ¿Decidirán malo conocido o bueno por conocer? La verdad es que no tengo ni idea. Yo creo que va a ser un tema generacional.
Las promesas de revolución son irrealistas
Un poco en esa línea: ¿a qué nos enfrentamos los jóvenes?
Por primera vez en muchas generaciones, los jóvenes se enfrentan a un panorama en el que no saben si su futuro va a ser mejor que el de sus padres. Y esto es muy triste.
Las generaciones más jóvenes tienen que plantearse si quieren a alguien que les ofrezca más de lo mismo—no en el sentido político de tener las mismas personas, sino en el sentido de “vamos a seguir haciendo las cosas de la misma manera”—, o si quieren gente que les está ofreciendo cosas un poco más arriesgadas con un modelo de sociedad un poco mejor, donde tengan un poco más de apoyo del Estado, donde tengan un poco más de innovación… Yo creo que los jóvenes de hoy buscan a líderes que den la confianza de que van a hacer las cosas y de que, a la vez, van a arriesgar (aunque es importante entender que en el riesgo existe la posibilidad de ganar y de perder).
¿Cree que se han dado por vencidos el PP y el PSOE a la hora de conseguir el voto joven?
Quién sabe. Es una cuestión de estrategia política y es una cuestión de dinámica interna de los partidos. El PSOE de repente se encontró con el 15M y Podemos y, cuando se quiso dar cuenta del grado del fenómeno, quizás ya era demasiado tarde. En parte porque el PSOE estaba en su propia dinámica interna mientras intentaba encontrar un sentido a su existencia y cambio de líder. Y, por el otro lado, apareció Ciudadanos, también surgido de la nada y en muy poco tiempo.
¿No considera que se veía venir?
Yo creo que no. Cuando el PSOE eligió a Pedro Sánchez, el objetivo era tener una persona encargada de liderar, joven, distinta, doctor en Economía y Empresa y que hablase idiomas. Se buscaba un cambio. Pero las luchas internas del PSOE no le han ayudado.
El hecho de que en Ciudadanos tengas un sistema más dominante sin lucha interna, les ha podido ayudar. Así como en Podemos ha habido mucho más debate interno, peleas y, en muchas ocasiones, Pablo Iglesias se ha tenido que mojar, en Ciudadanos, o no ha dado tiempo todavía a que se peleen o no ha salido a la luz.
La gente está harta de esa sensación de la típica jaula de grillos que lo único que quiere es el poder y el sillón. Y eso es un poco lo que yo creo que al final la gente joven está buscando: gente que te transmita que “yo trabajo para ti y no trabajo para mí”. Que es lo que debería ser la política… en teoría.
En una situación de paro alta, de perspectivas de empleo que no son muy buenas y con gente que, según los estudios de la OCDE tienen un nivel de educación excesivo (siendo Italia y España los países donde más sobrecualificación existe) me parece lógico que la gente joven esté desencantada. Lo raro sería lo contrario.
La gente está harta de esa sensación de la típica jaula de grillos que lo único que quiere es el poder y el sillón
Ahora bien, ¿cómo resuelves eso y qué les ofreces? Ciudadanos no te ofrece nada distinto a lo que te ofrece el PSOE, es simplemente una cuestión de imagen y de cómo los jóvenes se puedan identificar con esa imagen. Es una idea de aspiración. Es posible que muchos vean a Albert Rivera o Inés Arrimadas como algo más cercano a lo que quieren o les gustaría ser. Pero tienen que estar atentos a que, detrás de la imagen, quizás no haya contenido, y, sobre todo, no hay experiencia de gobierno. No lo sé. Eso es una cuestión para los estrategas políticos de imagen y de comunicación.
Y de no meter la pata…
Bueno, todo el mundo comete meteduras de pata y dice cosas que luego tienen que corregirse, como la devoción de Iglesias y Rivera por Kant… Creo que si lo hubiera dicho Pedro Sánchez le hubieran puesto a parir, pero lo dice Rivera y se considera gracioso.
¿Cree que es porque el PSOE y el PP juegan con una capacidad de perdón mucho menor?
Sí, lógico porque tienen historia, y también porque hay mucho político profesional dentro de los partidos. Y ese tipo de dinámicas son las que ha cabreado a la gente.
¿Y por qué no nos hemos cabreado antes?
Porque durante todo el periodo de la bonanza económica y mientras había dinero para todos, estábamos todos contentos. El problema surge cuando ya no hay dinero para todos.
Dicho todo esto, el margen de maniobra que va a tener quien esté en La Moncloa a partir de enero es mínimo. Entre el déficit, las restricciones de Europa y el ambiente internacional, el margen para hacer las cosas de manera muy distinta es realmente mínimo.
Ahora, el margen para cometer errores es muy amplio y lo importante es que quien esté en el poder no los cometa. Las pocas cosas que se pueden hacer se harán con el tiempo y sin necesidad de redescubrir la rueda. Las promesas de revolución son irrealistas en este contexto en el que vivimos. Todo el mundo tiene expertos que saben lo que hay que hacer para mejorar la educación, la cuestión es ponerse de acuerdo y hacerlo. Y, sobre todo, no meter la pata en tonterías o perder el tiempo durante tres generaciones pensando si hay que enseñar religión o educación cívica. Si las reformas educativas consisten en eso, estaremos perdidos.